La cámara de ámbar fue una lujosa habitación de los zares de Rusia instalada en el Palacio de Catalina dentro de la Villa de los Zares, residencia de la familia imperial rusa en San Petersburgo. La cámara de ámbar, o Yantárnaya Kómnata en ruso, medía 50 metros cuadrados aproximadamente, y estaba formada por numerosos páneles, zócalos y muebles elaborados a principios del siglo XVIII con miles de astillas de ámbar, en aquél tiempo doce veces más caro que el oro. La cámara de ámbar fue elaborada por artesanos daneses y alemanes por órdenes del emperador de Prusia, quien en un gesto diplomático, la regaló al Zar Pedro I el Grande de Rusia, quien la instaló en la Villa de los Zares, convirtiéndose casi de inmediato en orgullo de la familia imperial rusa. La habitación sobrevivió hasta el siglo XX, cuando, tras la invasión nazi a Rusia en la Gran Guerra Patria o Segunda Guerra Mundial, los alemanes desmantelaron los páneles y la llevaron al Castillo de Konigsberg, donde fue exhibida en 1941. El castillo sufiró daños durante la ofensiva británica. La cámara fue vista por última vez durante los últimos meses de la guerra. Hay quienes sostienen que tal vez la cámara se hundió junto con el buque alemán que la pondría salvo pero las hipótesis más plausibles señalan que la cámara fue destruida durante los enfrentamientos de artillería entre las tropas nazis y soviéticas durante la batalla de Konigsberg. Nunca pudo recuperarse, aunque se cree que hay cientos o miles de fragmentos de ella desperdigados en manos de personas que ni siquiera sospechan su asombroso origen.
En 2003 fue instalada una réplica de la Cámara de Ámbar en el Palacio de Catalina en San Petersburgo, e inaugurada por el presidente ruso Vladimir Putin y el canciller alemán Gerhard Schroeder.
Catalina en la Cámara de Ámbar.
Foto: Diéreva.
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